Para los amantes del rock melódico y del AOR las siglas W.E.T. les serán bien conocidas. Pero si todavía hay algún despistado, le recordamos que es el acrónimo de Work of Art, Eclipse y Talisman, los tres combos de los cuales se nutre de componentes esta súper banda.
Y es que entre sus filas encontramos nada más y nada menos que a Jeff Scott Soto a las voces (Talisman), Erik Martensson a la guitarra, voz y teclados (Eclipse) y Robert Sall también a las seis cuerdas y a las teclas (Work of Art). Además de las tres principales caras y mentes pensantes de este proyecto, también disfrutaremos de Magnus Henriksson a la guitarra (Eclipse), Andreas Passmark (Royal Hunt) al bajo y Robban Bäck (Mustach) tras los parches.
Probablemente, el combo sueco – americano tocó el cielo en su disco debut y homónimo en el año 2009, y es que cuando facturas un trabajo casi perfecto, tu listón está excesivamente alto, y todo lo que venga después sabrá a poco. Quizás eso es lo que pasó con sus siguientes «Rise Up» (2013) y «Earthrage» (2018), que siendo grandes discos, no llegaban a acercarse al nivel de ese «W.E.T.».
Ahora bien, tengo la impresión de que los músicos sabedores de ello, han echado el resto en este «Retransmission«, y siendo cierto que sin llegar a la perfección del disco debut, se queda muy muy cerca.
¿Qué nos vamos a encontrar en este trabajo? Un sonido perfectamente reconocible y con evidentes influencias de las distintas bandas en las que militan por separado los tres músicos principales. Un rock melódico tremendamente cuidado, con unos arreglos mimados en exceso y una produccion a la altura, con cortes que fluctúan desde el hard rock potente de finales de los 80 hasta el AOR más intimista, teniendo siempre como columna vertebral el gusto por la melodía.
Análisis tema a tema
Con «Big boys don’t cry» damos el pistoletazo de salida, tratándose de un potente tema de hard rock melódico con claras influencias de Talisman, y no sólo por el buen hacer de Soto a las voces. Un estribillo con unos coros hiper pegadizos da paso a la voz de Erik, en respuesta a su colega estadounidense. Un tema potente y directo para dar comienzo al larga duración.
En contraposición al primer tema, nos encontramos con «The moment of truth«, un corte que desde los primeros acordes de guitarra destila un sonido a Eclipse tremendamente reconocible gracias al buen hacer de Erik, aún recayendo el desempeño vocal del tema en manos de Soto. El trabajo del teclado, y en especial de la batería, de lo más destacable, convirtiéndolo en uno de los mejores de todo el álbum.
Culpa de que «Call of the wild» sea tan sumamente pegadiza la tienen unos coros perfectamente ejecutados, que ayudan a envolver la cercana voz de Jeff. Un tema un tanto más sosegado que los dos anteriores, con unos aires muy próximos al AOR ochentero.
No es casualidad que uno de los adelantos del trabajo fuese «Got to be about love«. Un medio tiempo donde la batería es la gran protagonista, y donde Erik y Magnus dan rienda suelta a su calidad tras las seis cuerdas, traduciendose en un corte a mitad de camino entre el Hard rock y el AOR. Una pieza que encajaría a la perfección en el reciente nuevo disco del cantante estadounidense en su proyecto en solitario y donde podéis leer su review aquí.
«Beautiful game» comienza con unas poderosas guitarras que bien podría firmarlas el mismo Paul Gilbert de los geniales Mr. Big. Un tema rápido, potente y con el mejor estribillo de todo el trabajo. Un himno demoledor que difícilmente se quede fuera de sus futuros (y esperemos que no se hagan mucho esperar) directos.
Y llegamos al ecuador del plástico con «How far from Babylon» (inevitable recordar a los enormes Magnum y su genial «How far from Jerusalem«), uno de los cortes más difíciles de catalogar de todo el trabajo. La importancia de los coros es más que palpable, así como el trabajo de Roban tras los parches. Como digo, un tema diferente, con un bajo ligeramente funky, y acercándose a un rock de corte más moderno que en las piezas anteriores.
Si tengo que elegir un tema favorito a lo largo del trabajo, «Coming home» tiene muchas papeletas para serlo. Un tema en el que las influencias de Work of Art y Eclipse son palpables, fundamentalmente en el trabajo de las guitarras y en los coros. Una canción insultantemente pegadiza, altamente coreable, y ante todo tremendamente disfrutable, donde la melodía es la gran protagonista.
En todo buen disco de rock melódico no puede faltar una balada de esas que te tocan la fibra. Íntima. Cercana. Preciosista. Y eso es lo tenemos en su máxima expresión en «What are you waiting for«, donde Jeff Scott canta de forma espectacular. Si llegado este punto, no tienes la piel de gallina, es que este no es tu género musical de elección. Y es que no me canso de escucharla. De lo mejor de todo el trabajo.
Con «You better believe it» pasamos por completo del intimismo de la anterior balada a las guitarras machaconas y macarras que todo buen tema de hard rock debe tener. Un estribillo potente y efectivo que no pararás de cantar de forma inconsciente y con uno de los mejores solos de guitarra de todo el plástico.
«Nos vamos acercando inevitablemente al final del trabajo y con «How do I know» volvemos a respirar ligeramente, ya que se trata de un medio tiempo donde una vez más la guitarra (junto a la enorme labor vocal de JSS) es la gran protagonista. Permítanme la licencia, y obviemos las más que evidentes diferencias entre grupos, pero la melodía de guitarra al comienzo de la canción me recuerda en parte a la conseguida por mis queridos Edguy en su versión de «Rock me Amadeus«. Otro grandioso tema, y a estas alturas ya hemos perdido la cuenta.
Para cerrar, los chicos de W.E.T. nos tienen guardado otro trallazo de buen hard rock donde impera la melodía y el buen gusto. Y es que si me dices que «One Final Kiss» ha salido de uno de los grandes trabajos facturados por John Norum (O sus Europe, en su defecto), me lo creo.
Conclusión Final
En un proyecto donde cuentas con Jeff Scott Soto, Erik Martensson y Robert Sall, es muy difícil que el producto final no destile calidad. Y es que si el cantante neoyorkino es el encargado de ensamblar los 11 cortes que componen el trabajo, los encargados de elaborar los cimientos son Sall, y especialmente el cantante y guitarrista de Eclipse.
Estos músicos han conseguido algo que era muy difícil, y es acercarse como dije anteriormente a su disco debut, algo casi inimaginable. Este Retransmission destila calidad, melodia, elegancia, potencia y un gancho descomunal que te hará pincharlo una vez tras otra.
Es muy aventurado estando en Febrero afirmar si habrá algún disco en materia de Hard rock melódico que le pueda competir a este el título de mejor trabajo del género. Lo que está claro es que los demás lo van a tener realmente difícil.